Como antecedente histórico, es necesario recordar un poco del pasado que concierne al vecino del norte, el cual, hace casi un siglo, fue gobernado por el presidente Roosevelt (el segundo con este apellido y único que vale la pena remembrar), quien logró reelegirse en dos ocasiones y sólo la muerte interrumpió la tercera. Después de su mandato, los legisladores estadounidenses decidieron cambiar la ley para que solamente existiera una reelección posible; dicha legislación surgió a manera de prevención esperando que ningún fulano con perversos intereses y poderes ilimitados se eternizara en el poder. Por otro lado, habría que recordar que en México la no reelección se originó cuando Porfirio Díaz se levantó en contra de la tercera reelección de Benito Juárez; por desgracia caímos en una dictadura, pues este personaje se mantuvo sin llamar a elecciones hasta cumplir un único periodo de 30 años, tiempo suficiente para armarse de poderes absolutos y controlar al país. Tras la Revolución Mexicana, Plutarco Elías Calles, el jefe máximo, se hizo del poder al traicionar a Obregón, se sacó de la manga al PRI para seguir su mandando tras bambalinas sin violar el principio de la no reelección, hasta que el General Cárdenas, ya como presidente, lo despachó del país. Cárdenas, un referente de López Obrador, no buscó nunca la reelección, sin embargo, el tata Lázaro creó un sistema de concentración de poder que hasta la fecha no ha desaparecido del todo. Esta información es relevante ya que nuestro caudillo en vigencia y líder de la 4ª T, anda emulando al General Cárdenas centralizando uniones gremiales de todos tamaños y colores, y de paso, aprovechando su popularidad, se pasa por el arco del triunfo los acuerdos previos con sus opositores. Los métodos de AMLO son el resultado del intervencionismo de Fox en la campaña presidencial del 2006, del escaso crecimiento económico y la proliferación de la violencia como sello del sexenio de Calderón y por supuesto de la corrupción galopante del gobierno de Peña.
La intransigencia de Andy no es nueva, lo nuevo es que ahora él es el presidente.
El estado tiene la obligación de brindar educación gratuita, y adjunto a ello, en todos los niveles educativos el otorgamiento de becas se da a los alumnos más necesitados que tienen un desempeño sobresaliente. Un sistema de becas universal no nos hace un país más equitativo sino un país de mediocres, pues premiamos el conformismo y soslayamos la excelencia.
En estos días tan volátiles, uno no se puede descuidar porque el buen AMLO se suelta a hablar y hablar y luego ni modo de andarse retractando en cada mañanera contradiciendo a sus secretarios, ¿o sí? Para muestra, primero, conminó a los católicos a seguir los mandamientos de la iglesia o si no que no le hagan al cuento asistiendo cada domingo a misa, o al menos algo así entendí. Después, Andy salió con que el encargado de llevar al buen camino la Guardia Nacional sería un militar en activo próximo al retiro, y no un civil como se había acordado previamente. Veremos si AMLO respeta sus nombramientos o si ya para el lunes tiene a Sergio Mayer o algún otro prócer de Morena como capitanazo de la nueva institución.
Estimado lector, si hace un mes le hubiese hablado de la existencia de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), seguramente pensaría que la intrascendencia es un lugar remoto pero al fin común donde se refugian nuestros pensamientos para escapar de la rutina. Volviendo a la realidad, resulta que los nombramientos para esta comisión solían transcurrir de forma irrelevante en sexenios anteriores. En esta ocasión y aferrándose a su escaso poder, los senadores de oposición se obstinaron en batear a los candidatos de Andy, iniciando una ridícula lucha de poderes que continúo con el rechazo de la segunda terna, la cual era un reciclado de la anterior, formando un circo mediático alrededor de dicha designación. Falta ver cómo acabará todo esto.
P.D. Martha, ya quítale el celular a Vicente.
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